Categoría: Experiencias

  • Papina de Palma (Uruguay)

    Papina de Palma (Uruguay)

    La cantautora uruguaya Papina de Palma se presentó en la 2° edición del Festival Mujeres a la Patagonia

    La cantautora y murguista Papina de Palma nació en Montevideo en 1991. Durante su adolescencia residió en Colombia y al regresar a Uruguay comenzó a cantar en el grupo vocal Coralinas mientras comenzaba a componer sus canciones. En el año 2013 ganó el Premio Nacional de Música por su canción “Las cosas del Tintero”. Su primer álbum solista “Instantes Decisivos”, grabado entre Buenos Aires y Montevideo, bajo la producción artística de Juanito El Cantor (Juan Ignacio Serrano), fue galardonado por los Premios Graffiti de la música uruguaya como Mejor Álbum Pop y le valió también el rótulo a “Mejor artista nueva” en 2017. Un año más tarde recibió el reconocimiento a la Mujer del año en la Música. Integra el coro y la comisión de escritura de la murga Falta y Resto que tiene más de 38 años de trayectoria en el carnaval uruguayo. Interpretando sus canciones y como componente de la murga ha recorrido diversos escenarios latinoamericanos, presentándose en todo el Uruguay, Argentina, y Chile. Sus poéticas letras describen sensaciones cotidianas sobre experiencias personales.Cuando me preguntan qué música hago, yo digo que pop aunque es tan amplio el pop que a veces después de dudar agrego «folk», o «indie» o «es pop pero no tan pop», lo que termina convirtiéndose en un género compuesto”.

    La 2da edición del Festival Mujeres a la Patagonia, que se llevó a cabo entre el 27 de Enero y el 2 de Febrero de 2020 en la ciudad de San Carlos de Bariloche, Argentina. El festival es un encuentro itinerante que promueve el empoderamiento de las mujeres en la música, genera instancias de formación y experiencias de convivencia grupal en contacto con la naturaleza. En esta ocasión, la música Papina de Palma fue convocada para realizar un concierto en formato Pocket como así también a participar en el panel “El rol de las mujeres en la música”.

    “Me parece que el programa Ibermúsicas es fundamental para la internacionalización de los proyectos musicales. En mi caso, esta gira no hubiera sido posible sin su apoyo. Fue un viaje maravilloso y me vi fuertemente conmovida por esos paisajes y por las personas hermosas que conocí. El festival Mujeres a la Patagonia fue un ejemplo de gestión tierna y efectiva. La producción era exacta y cariñosa. Fue muy especial, además del show y de poder compartir escenario con tantas compañeras admiradas”.

    Acompañando el reclamo histórico de las mujeres músicas, Ibermúsicas adhiere a la agenda de género como un eslabón fundamental para propiciar la igualdad en el sector musical de la región.

     

  • El David Aguilar (México)

    El David Aguilar (México)

    El David Aguilar es un cancionista del ámbito de la música mexicana independiente nacido en 1983 en Culiacán, Sinaloa. En su obra se percibe la influencia de la música popular mexicana, el canto latinoamericano, la canción brasileña, la canción española y el rock-pop-folk de los 60 a los 2000. A la vez abreva en un estilo de canción moderna que trata de tomar prestados elementos de todas partes a fin de darle a cada canción por separado un estilo único. Sus letras están marcadas por un agudo sentido de observación de la realidad y a la vez ligadas a una percepción altamente poética “…me sitúo como amante de la poesía de existir, es el amor por la existencia, por el cosmos…” dice en un reportaje ante El Universal de México.

    Aparte de en su país natal, se ha presentado con sus canciones en España, Francia, Cuba, Estados Unidos, Argentina y Uruguay. En Noviembre de 2010, ganó la Beca Nacional de composición “María Grever”. En 2018 recibió cinco nominaciones a los Latin Grammy. Ha sido invitado a colaborar en diversos proyectos por renombrados cantautores, tales como Kevin Johansen y Jorge Drexler. Reconoce como sus más fuertes influencias y modelos musicales a un amplio abanico de artistas integrado por nombres tales como Silvio Rodríguez, Chico Buarque, John Lennon, José Alfredo Jiménez, Gabilondo Soler, Bob Dylan, Bob Marley, Violeta Parra, Caetano Veloso, David Bowie, Simón Díaz, Leonard Cohen, Charly García, Joaquín Sabina y Sibylle Baier.

    En el verano de 2019 se presentó en el Festival Serenadas que se realiza cada año en el balneario La Paloma, Uruguay. Fue invitado por Daniel Drexler con quien se conocieron compartiendo escenario en un festival en Chiapas, México. También fueron parte de la programación de esta edición del festival el español Pablo Lesuit, el costarricense Jonathan Méndez, el uruguayo radicado en Chile Federico Wolf y la brasileña Paola Kirst, entre muchos otros artistas argentinos y uruguayos.

    El festival nació a partir de una reunión casual de diversos artistas amigos del músico uruguayo Daniel Drexler que veraneaban juntos en la zona y aceptaron tocar unas canciones para el público local. De ahí en más la iniciativa se convirtió en un festival organizado por Carlota De Micheli que se realiza todos los eneros con artistas que frecuentan el balneario y otros especialmente invitados para la ocasión. La atmósfera que se genera dentro del recinto donde se realizan los conciertos es pacífica y relajada como el entorno mismo del balneario uruguayo. Carlota De Micheli refiere que los artistas son recibidos con mucho respeto y con muchísimo cariño y amor por un público que ovaciona, que conoce las canciones, que al final se levanta y se pone a bailar.

  • Laura Angélica Carrasco (México)

    Laura Angélica Carrasco (México)

    La organista mexicana Laura Angélica Carrasco Curíntzita ofició como número de cierre del ciclo 2019 “Música en la catedral de Astorga” en España en el marco de un renombrado festival de música sacra coordinado por la Asociación de Amigos de la Catedral y el Ayuntamiento de Astorga.  Ya de regreso en el continente americano realizó también el concierto de cierre del 1er Ciclo Internacional de Órgano de Panamá en la Catedral de Panamá. La organista había presentado su proyecto de movilidad para viajar en principio tan sólo a Panamá, pero tras el otorgamiento de la ayuda por parte de Ibermúsicas fue invitada a realizar el mismo programa de concierto en Europa.

    Para las mencionadas presentaciones Laura Carrasco eligió un repertorio integrado por obras que abarcan un período comprendido entre el siglo XVI y el siglo XX bajo el título “Manuscritos mexicanos a 500 años del encuentro de las culturas de España y México”.   Dentro de este vasto y rico repertorio convivieron obras de los españoles Hernando Franco y Joseph de Torres halladas en archivos españoles, así como composiciones sin autor identificado de Tlaxcala y de los mexicanos José Antonio Gómez y Olguín, Jesús Estrada, Miguel Bernal Jiménez, Domingo Lobato, Carlos Vidaurri y Ana Lara.

                               

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Laura Carrasco realizó sus estudios en Morelia, la Ciudad de México, y los EUA (Shenandoah University, North Carolina School of the Arts, Eastman School of Music, University of North Texas), obteniendo el doctorado en órgano con subespecialidad en música de cámara y música antigua.  Para su desarrolló artístico ha contado con apoyo de la Secretaría de Cultura de Michoacán, COMEXUS (Programa Fulbright – García Robles) y la Secretaría de Cultura de México (FONCA/CONACULTA).

    Como solista e integrante del Trío Morelia se ha presentado en gran parte de México, Alemania, Austria, República Checa, Chile, España, EUA, Francia, Japón, Italia, Liechtenstein, y Suiza. Ha sido solista con diversas orquestas en México, el Conjunto de Percusiones de la NCSA, y los grupos sinfónicos de alientos de la UNT en los EUA.  Estrenó y grabó Música para una imagen venerada de Carlos Vidaurri (Warner) y el Concertino de Miguel Bernal (Itinerant Records). Se ha desempeñado como profesora de la Universidad Michoacana y el Conservatorio de Las Rosas, y actualmente trabaja en el Instituto Superior de Música Sacra de Morelia.

    Las actividades de Laura Carrasco no se limitaron tan sólo a los conciertos sino que también brindó conferencias y capacitaciones destinadas al público en general y a artistas de la música sacra en particular. En estos encuentros el foco fue puesto sobre los rasgos compartidos en la diversidad musical propia de España y de los países americanos, se aportó a la valoración del patrimonio de los órganos tubulares, de las obras creadas para ellos y se estableció comunicación entre profesionales y promotores culturales de diversas geografías.

    “Como organista, es importante tener la experiencia de tocar diferentes instrumentos tubulares. Por el alto costo de los viajes, las visitas no habrían sido posibles en ese momento sin la ayuda de Ibermúsicas, dado que la beneficiaria se desarrolla como artista independiente. Fue grato ver cómo, a pesar de las distancias físicas y culturales, el sentido de las obras de arte seleccionadas resultó interesante y pudo ser apreciado y disfrutado por el público asistente. El respaldo de una institución como Ibermúsicas ayuda a darle validez al trabajo del artista y a abrir puertas para actividades futuras”.

  • David Hernández Ramos (México)

    David Hernández Ramos (México)

    En 2019 el compositor mexicano David Hernández Ramos realizó en París, Francia y Berna, Suiza una residencia compositiva junto al ensemble Awkas en la que fue creada la obra «Un cuento de hadas» para flauta, saxofón, violín, violonchelo, arpa, piano y percusión.

    Awkas Ensemble y David Hernández Ramos tuvieron una primera colaboración a distancia durante el año 2016, cuando su director musical Alex Nante, le encargara a Hernández Ramos una pieza para el concierto de presentación del grupo. El resultado de dicha comisión fue la pieza «Feux d’artifice». Esta colaboración generó un profundo deseo de trabajar nuevamente en una nueva pieza para el grupo, esta vez hecha como un traje a la medida y buscando el contacto presencial para generar así un proceso de creación más estrecho. La residencia musical con Awkas Ensemble ha vuelto realidad esta segunda colaboración la cual ha dado como resultado la nueva partitura. La obra pudo ser trabajada minuciosamente con el ensamble a través de tres sesiones de ensayo exhaustivas que permitieron delinear cada detalle de la pieza para alcanzar su versión definitiva.

    Las actividades de esta estancia fueron distribuidas en cuatro partes, por un lado las tres intensas sesiones de ensayo con Awkas Ensemble sobre la nueva partitura, donde se llevó a cabo un minucioso trabajo con los ejecutantes, llegando a depurar sus respectivas partes a través del montaje de la pieza y haciendo cambios a la misma, que la volvieron mucho más precisa e idiomática. Dos de las sesiones tuvieron lugar en la ciudad de Berna en las instalaciones de la Hochschule der Künste y otra en la ciudad de París en la Cité Internationale des Arts. El estreno de la obra está pensado para ser realizado en  la ciudad de Guanajuato, México, en el marco del festival «Callejón del ruido».

    La cuarta actividad consistió en una clase magistral para los alumnos de composición del Conservatoire Régional de Boulogne-Billancourt, en el marco de la cátedra del profesor Jean-Luc Hervé. La clase giró en torno a la presentación de dos obras de David Hernández Ramos, la primera fue «Feux d’artifice» y la segunda el cuarteto de cuerdas número 2, titulado «Especialmente en abril» y que fuera estrenado en 2014 por el cuarteto Arditti en la ciudad de Monterrey. El proceso de trabajo partió desde la presentación técnica y teórica de ambas piezas, abordando aspectos como la forma, el tratamiento armónico, la sistematización de las alturas y aspectos de instrumentación aplicados a la estructura de las piezas. La clase magistral  ofrecida en el Conservatoire Régional de Boulogne-Billancourt propició un amplio intercambio de ideas y puntos de vista sobre la creación sonora actual en diferentes latitudes y realidades sociales como lo son América Latina y Europa.

    A raíz de este trabajo en residencia el compositor también ha abierto nuevas puertas para realizar la composición de una pieza para saxofón y piano para Bera Romairone, saxofonista de Awkas, así como la posibilidad del estreno mundial del trío para violín, violonchelo y piano «Poeme de l’amour non partagé» de Hernández Ramos a cargo de integrantes del mismo ensamble.

    “He tenido la fortuna de recibir en el año 2016 el reconocimiento de Ibermúsicas como ganador del segundo concurso de composición sinfónica auspiciado por el programa. En otra ocasión mi música fue ejecutada en Chile gracias al apoyo otorgado por Ibermúsicas al Ensemble Vertebrae. Esta residencia artística con Awkas es mi primera ayuda directa a una postulación de un proyecto personal y estoy especialmente satisfecho con el resultado del mismo. La posibilidad de haber podido consagrar un mes de trabajo con un grupo dedicado a la música contemporánea para la creación de una nueva obra es invaluable y ayuda a fortalecer los vínculos entre los músicos que estamos interesados en la labor casi marginal que es la creación y ejecución de la llamada música contemporánea”.

  • Festival Jazz & Blues (Brasil)

    Festival Jazz & Blues (Brasil)

    El quinteto femenino Yamile Burich & Ladies viajó a Brasil para integrar la programación del 21º Festival Jazz & Blues.

    Conciertos, ensayos abiertos, acciones de formación musical y presencia de artistas internacionales marcaron el tradicional Festival Jazz & Blues –edición 21– que se llevó a cabo del 22 al 29 de febrero de 2020 tanto en Guaramiranga, Ceará, un pueblo de montaña ubicado en el Macizo de Baturité, a unos 100 km de Fortaleza y en Maracanaú, en la Región Metropolitana. El quinteto argentino Yamile Burich & Ladies Jazz, realizó dos conciertos, uno en Guaramiranga y otro en Aquiraz. En el Festival, el quinteto conformado por Yamile Burich, Diana María Arias, Analía Ferronato, Patrica Grindfeld y Carolina Cohen, presentó el espectáculo «Alegría», el título del tercer álbum, lanzado en 2019.

    Ya con 21 ediciones realizadas, este Festival es una referencia de gran importancia para la de música instrumental de Ceará y de todo el nordeste brasileño. El evento ganó repercusión nacional por su calidad artística, por la popularidad de sus invitados y por el impacto cultural y socioeconómico que causa en Guaramiranga proponiendo  nuevas sonoridades, generando nuevas emociones y uniendo arte, entretenimiento, educación y desarrrollo social sustentable. Se trata de uno de los festivales más antiguos de Brasil. Desde Guaramiranga y Fortaleza sus valores y beneficios fueron expandiéndose a otros lugares de Brasil. El festival inspiró el nacimiento de varios otros eventos musicales y desarrolló un considerable público en varios puntos del país.

    A partir del año 2000, el Festival se configuró en una alternativa cultural a los carnavales tradicionales de Guaramiranga convirtiéndose en un evento plural y permitiendo una democratización del acceso a la cultura y la promoción con un fructífero intercambio entre artistas locales y extranjeros. Estas acciones significaron un hito para la ciudad, logrando retirar a Guaramiranga del común aislamiento impuesto a las ciudades del interior del país para convertirla en la Capital del Jazz & Blues, título que le fuera concedido por la Assembleia Legislativa do Ceará en 2011 en reconocimiento a la repercusión del evento.

    Considerado el principal escenario de circulación de música instrumental en Ceará, el Festival Jazz & Blues permite el intercambio entre músicos de varios estados y países, mezclando presentaciones de nombres consagrados con talentos regionales. La iniciativa posibilita el conocimiento de la producción de nuevos artistas y aproxima al gran público nuevos estilos musicales contribuyendo a la efectivización de un verdadero pluralismo cultural en la región. El Festival propicia cada año que los estudiantes de música tengan contacto con los artistas y puedan perfeccionarse musicalmente. El evento abrió muchas puertas para músicos que no encontraban espacio en el cual mostrar su trabajo, llevándolos a posicionarse en otro status de reconocimiento tanto del público como de la prensa.

    La descentralización de la cultura desde el eje Sur-sudeste de Brasil hacia el Nordeste es uno de los principales objetivos del Festival. El Festival propone una amplia programación gratuita que acerca a miles de personas la oportunidad de asistir a conciertos de renombrados artistas nacionales e internacionales invitados. De este modo traza nuevos rumbos para el desarrollo socioeconómico y cultural de Guaramiranga y del estado de Ceará. El Festival Jazz & Blues se configura, así como una iniciativa que supera las condiciones de un evento pasajero contribuyendo al desarrollo de Ceará y de Brasil, a la reducción de las desigualdades sociales, a la promoción de la inclusión cultural y a la formación de nuevos públicos.

    Otros artistas internacionales que participaron de esta edición del Festival fueron los integrantes de la banda Black Flower de Bélgica, y los artistas locales del trío Corrente de São Paulo, Nando Cordel, el pianista y compositor Amaro Freitas, una de las revelaciones del jazz brasileño reciente, Nando Aconchego de Pernambuco, Duo Mitre (dúo femenino de piano y vibráfono), el trío Anathema integrado por Antonio Carlos Bigonha, Jorge Helder y Jurim Moreira, el grupo Trinca Brasília, los paulistas del Trio Corrente, Tutuca Viana de Maranhão y Zélia Duncan, una de las cantantes más importantes de la escena brasileña en las últimas décadas quien subió al escenario del Festival acompañada por el gran violonchelista Jaques Morelenbaum. También fueron parte de la grilla los doblemente locales (por ser de Ceará) Lidia Maria, el grupo Casa do Blues, el dúo de guitarras integrado por Cristiano Pinho e Felipe Cazaux, la agrupación De Blues em Quando, el dúo de acordeón y bajo integrado por Nonato Lima e Sérgio Groove y el Quinteto Aqualtune integrado totalmente por mujeres.

    Evidentemente existió en esta maravillosa edición del Festival Jazz & Blues de Ceará una clara preocupación por presentar una programación respetuosa de la paridad de géneros, iniciativa a la que suscriben cada vez más festivales marcando un gesto altamente positivo y un ejemplo digno de ser imitado acorde a un momento histórico en el que la igualdad ha de ser absoluta.

    “El contacto con el grupo argentino trajo nuevas perspectivas para el festival, en el sentido de mantener un intercambio más cercano con los países vecinos de Brasil, fortaleciendo la música latinoamericana. El Jazz & Blues Festival, por ser un evento de género más específico, necesita enfoques como estos para ser desarrollado y reconocido en todo el mundo. La forma simple de acceder a la convocatoria, el servicio y la ayuda de Ibermúsicas fueron muy positivos para nosotros, que hemos estado trabajando con música durante más de 20 años”

  • Leonardo Gómez Jattin (Colombia)

    Leonardo Gómez Jattin (Colombia)

    Además de bajista, contrabajista, compositor, arreglador, productor musical, dramaturgo y poeta, Leonardo Gómez Jattin es un apasionado investigador de las relaciones entre las músicas del caribe colombiano y las músicas de la costa atlántica africana. Específicamente del lazo musical que existe entre Colombia y la República Democrática del Congo.

    Ya en 2016, al ganar el Concurso Ibermúsicas de Creación de Canción, compuso su preciosa “De Palenque a Matongé” que es parte de nuestro álbum Itinerario Canción III, en la que no sólo refleja esta hermandad musical entre los dos países sino que en la letra de la canción nos cuenta con lujo de detalles la historia de este encuentro artístico que generó un gran movimiento musical y cultural en ambos países. Es muy difícil escuchar esta canción sin querer ponerse a bailar y sin dejar de cantar su estribillo el día entero.

    Continuando con su trabajo de investigación y de creación en 2019 Jattin presentó ante Ibermúsicas su proyecto de residencia artística en Lubumbashi, República Democrática del Congo. En los primeros meses de 2020 el compositor viajó a África con el objetivo de crear allí, y de estrenar junto a músicos congoleños la obra Katanga.

    Colombia es el país de Hispanoamérica con mayor volumen de población afrodescendiente (4’600.000). Desde la instauración de la esclavitud en la primera mitad del siglo XVI, Cartagena de Indias se convirtió en uno de los más importantes centros de trata esclavista del continente americano. Atracaron en este puerto galeones portugueses con cargamentos de esclavos capturados en diferentes tribus subsaháricas de población mayoritaria de congos y angolas de lengua bantú. Con ellos llegaron también los ararás y los minas traídos de Ghana; carabalíes y lucumíes de la lengua yoruba de Nigeria; y, en menor proporción, chambas, bámbaras, biafras, xangos, nagós y mandingas.

    Muchos esclavos negros no se resignaron a su nueva condición social y huyeron a los montes que rodeaban las nacientes ciudades del continente americano. Pronto estos cimarrones lograron agruparse formando poblaciones furtivas que en Cuba y en Colombia se conocieron como palenques (quilombos en Brasil, cumbés en Venezuela). En muchas de estas poblaciones se habla una lengua criolla que conserva rasgos del portugués de los puertos del continente negro, sumados a los vocablos africanos de origen bantú y de las diversas tribus que confluyeron en la trata esclavista. Uno de los rasgos más definidos de africanía presente en estas comunidades se manifiesta en los cantos rituales ligados a las danzas fúnebres. De manera paralela a los rituales religiosos, también se practicaron cantos y danzas profanos vinculados a las festividades de los pueblos y a celebraciones relacionadas con las cosechas agrícolas. Estos bailes se introdujeron muy pronto dentro de las manifestaciones culturales y en el carácter festivo del hombre del Caribe, mezclándose con algunas músicas vecinas, incorporando instrumentos de origen indígena y generando procesos de transculturación de instrumentos de viento de origen europeo.

    El proyecto Katanga no podría desarrollarse de otra manera que no fuera yendo directamente a la fuente, para así potenciar todos los elementos que tienen sus raíces en el continente africano y que, sumándolos a los elementos resultantes de las investigaciones en música mestizas del Caribe Colombiano, Gómez Jattin ha logrado obtener una mezcla muy homogénea entre las dos corrientes musicales que hacen parte de la propuesta.

    En Colombia, la mayoría de personas que escuchan por primera vez las músicas populares congolesas contemporáneas, en especial la que se conoce como rumba congolesa, sienten que suenan a música del Caribe. No es de extrañarse, si tenemos presente que desde los inicios de la música moderna en el Congo durante los años 30, los mismos congoleses reconocieron en la música afrocaribe una de sus más notorias influencias. Pero es claro que ese sincretismo musical no se ha dado por azar, y, por razones históricas, es más razonable decir que prácticamente todos los países del Gran Caribe han sido influenciados por las tradiciones musicales de África.

    La gente Lubumbashi y de Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, reconocen con orgullo a estas dos ciudades como la cuna de la rumba congolesa moderna. Cuando se habla con los músicos nacidos allí, ellos por lo general hacen alusión a tres influencias principales: 1) la música tradicional, casi siempre de carácter ritual; 2) las baladas y las músicas académicas europeas características del salón de baile; y 3) la que ellos quizá consideran que es su mayor influencia: la rumba afroantillana. El jazz y el soul también constituyen unas de las más recientes influencias.

    A pesar de tratarse de un hecho anterior a sus fechas de nacimiento, la mayoría de los músicos congoleños hablan de la llegada al Congo de las primeras grabaciones de grupos como El Sexteto Habanero, El Sexteto Nacional, El Trío Matamoros y el Trío Oriental de Santiago de Cuba.  Este  hecho  coincide cronológicamente con la llegada del Ingenio Central Colombia en Sincerín, corregimiento de San Basilio de Palenque, empresa azucarera que reclutó a macheteros cubanos y puertoriqueños que capacitaron a los palenqueros. La mano de obra venida del Gran Caribe interactuó con los trabajadores locales no sólo en las labores de la zafra, también, terminadas las jornadas laborales, enseñaron los cantos y los toques del repertorio de los sextetos antillanos a los músicos que trabajaban como macheteros, muchos de ellos consagrados intérpretes de bullerengue. Este encuentro gestó un importante movimiento en la música tradicional del Caribe Colombiano que en adelante se conoció como sexteto palenquero.

    Una de las marcas más importantes que dejó este encuentro, tanto en la música del Congo como en la del Caribe colombiano, es básicamente morfológico: en su mayoría las canciones de sexteto palenquero y las de rumba congolesa tienen una introducción lenta que sube, repentina o paulatinamente el tempo hasta llegar al montuno (segmento responsorial, coro- pregones), este último característico de casi todas las músicas de influencia afro en el mundo.

    En la década del 60, Barranquilla, ciudad portuaria donde desemboca el Río Magdalena en el Caribe Colombiano, registraría la llegada de los primeros vinilos de rumba congolesa importados por Rafael Machuca, uno de los miembros de la comisión de técnicos y mecánicos que contrató el gobierno de Congo (En ese momento Zaire), para reparar los viejos aviones que la aerolínea colombo-alemana Scadta había vendido al dictador militar Mobotu Sese Seko. En la década del 60, el comercio de discos de acetato se incrementaría gracias a marineros y comerciantes que llevaban a los puertos de Cartagena y Barranquilla música afroantillana para vender a los picoteros y coleccionistas por altos precios. Estos discos sonaban en las fiestas y eran los responsables de la popularidad de determinados picós (o pick up) que básicamente son sistemas de amplificación que prenden las fiestas en sectores populares en comunidades que, de manera colectiva, comparten una afición por los altos decibeles en las músicas, y que en la mayoría de los casos se trata de músicas de ascendencia afro).

    Los picós tuvieron una tendencia inicial hacia la salsa y la música antillana, pero en los años 70 empezó a ser desplazada por la música africana, que pronto pasó a ser la más popular en las barriadas de Cartagena y Barranquilla. Fueron llegando también temas con aire de Konpa haitiano, algunos calipsos de Harry Belafonte, y los primeros temas de Miriam Makeba y su Pata Pata. Otras dos tendencias del Gran Caribe se sumaron a la escena musical cartagenera, de Trinidad y Tobago: el socca; y de Martinica y Guadalupe: el zouk. En Jamaica el ragga muffim hacía presencia en las tornamesas y la percusión electrónica se apoderaba de los douk machine (picós) de las Antillas Francesas.

    El reconocido artista congoleño Luambo Makaidi declaró en una entrevista: “Muchas personas identifican un sonido latino en nuestra música, quizá por la instrumentación, los metales; pero nosotros hacemos los arreglos de los instrumentos de viento basados en la forma como se construyen las voces en los cantos lingala. El comportamiento de la guitarra es africano y también lo es el ritmo. Los mismos músicos cubanos dicen que su música va detrás de la nuestra”.

    Este proceso paralelo que contribuyó al encuentro de varias tendencias musicales con una raíz común, que identifica a un sector popular de varias ciudades del Caribe Colombiano, y que ha redescubierto la africanidad a través de la música y la danza de sus pobladores; es el principal insumo creativo del proyecto Katanga.

    “Desde la llegada a Lubumbashi, República Democrática del Congo encontré una enorme conexión con los músicos locales, los lazos históricos que unen la música del caribe colombiano con la música del continente africano siguen vigentes. A pesar de esto los músicos de Lubumbashi se sorprenden por el conocimiento que tenemos en Colombia de las músicas africanas, y los colombianos nos sorprendemos por la facilidad con la que ellos se incorporan a la música colombiana”.

    Además de brindar conferencias en diversos centros culturales sobre los aportes de la cultura africana a la música de las diferentes regiones de Colombia, de encontrarse con músicos locales y de componer su obra, también realizó una grabación espontánea de piezas tradicionales colombianas en el estudio del Centre d’art Waza y dos emotivos conciertos en el Hotel Lubumbashi y en Le Boucher de la ciudad de Lubumbashi. Los músicos congoleños se mostraron interesados en continuar con este proyecto musical transcontinental, tanto en el aspecto de la composición, como el de la interpretación y producción de futuras grabaciones.

    “Esta ha sido una de las experiencias más importantes de mi vida, no sólo desde el punto de vista musical, también desde el aspecto humano, y a la hora de entender el contexto que construye una música tan importante en el desarrollo de las actuales músicas del caribe”.

    El año 2020 ha marcado el inicio de la realización de residencias de Ibermúsicas en el continente africano. La de Leonardo Gómez «Jattin de Colombia en la República Democrática del Congo y le de Mo Maiê de Brasil en Senegal han sido las dos primeras experiencias de artistas beneficiados por Ibermúsicas que viajan a África en busca de las raíces ancestrales de las músicas latinoamericanas.

  • Mo Maiê (Brasil)

    Mo Maiê (Brasil)

    En enero de 2020 la compositora, multi instrumentista, investigadora del universo musical transatlántico afroamerindio, educadora por medio del arte, luthier de instrumentos africanos y capoeirista brasileña Mo Maiê comenzó su Residencia Transatlântica en el Complejo Multicultural Sobobade de Toubab Jallaw, Dakar, Senegal. Este proyecto nació del encuentro de Mo Maiê con Sobobade Band, grupo musical conformado por compositores, músicos y maestros de las tradiciones musicales ancestrales del oeste africano. El objetivo de estos encuentros fue compartir vivencias sonoras transculturales, intercambios creativos y experimentaciones entre músicos de diferentes orígenes e identidades africanas y de la diáspora negra.

    Mo Maiê trabaja habitualmente sobre la transversalidad de las artes especialmente en las áreas de la música, la literatura, el video y la performance, conectando ancestralidad, arte de la tierra, nueva tecnologías e inclusión social. Mineira radicada en Bahía es realizadora de la Revista “Terreiro de Griôs” * y de la “Escola Ateliê Nomad Djalô”, ambos trabajos enfocados en la investigación y la educación por el arte a través de la afrocentricidad y la valoración de las culturas originarias. Ha realizado viajes por África, Oriente Medio, Asia y Europa investigando sus músicas y sus manifestaciones culturales y ha llevado adelante múltiples iniciativas, montajes de espectáculos y encuentros colaborativos en su país, siempre en torno a las temáticas que forman parte de su arte y de su vida.

     

    Esta residencia se inscribe dentro de un amplio proyecto transcultural que conecta una red creativa y experimental de saberes entre músicos, artistas, educadores, productores y comunidades de Brasil y de África posibilitando que la música trascienda su función de mero entretenimiento para acercar realidades culturales que poseen raíces ancestrales comunes que van mucho más allá del ámbito musical expandiendo sus potencialidades y beneficios hacia un ámbito socio-cultural-educacional y reverberando tanto en tierras latinoamericanas como en tierras africanas.

    Resulta digno de destacar que Mo Maiê siendo mujer y música fue recibida en ambientes musicales compuestos en forma casi exclusiva por hombres. El simple hecho de que una mujer haya sido parte de esta propuesta señala una transformación dentro del panorama musical actual, transformación que parte de la propia fuerza interna de las mujeres conectadas por un movimiento femenino de concientización, visibilidad y reconocimiento. Esta experiencia de intercambio cultural es también un antídoto contra el mal, la violencia y la colonización y marca un camino de restauración y reaproximación entre músicos de un lado y otro del océano Atlántico.

    La Residencia Transatlântica celebró el encuentro entre la diversidad del universo musical brasileño y el universo musical afro-mandengue, que representa una parte del continente africano. mostrando una vez más los intensos movimientos de intercambio e hibridaciones que caracterizan los caminos de la música a través de los territorios africanos y de la diáspora negra. La residencia aconteció fundamentalmente en el complejo multicultural Sobobade, situado en Toubab Jallaw, uma pequeña villa de pescadores de Grande Dakar. Creado y dirigido por el multi-artista haitiano Gerard Chenet, Sobobade es reconocido internacionalmente como un espacio de artes, turismo y ecología en el que desde hace más de treinta años se realizan festivales, residencias e intercambios estimulando conexión y creando redes de apoyo entre artistas de todo el mundo. El grupo musical Sobodabe reside en este complejo. Está integrado por músicos africanos de Senegal, Guine Conakri, Mali y Gambia. Tocan instrumentos tradicionales del oeste africano  como Saba, Tama, Kora, Ngoni, Bolon y Balafón.

    Durante su residencia la artista realizó cuatro importantes producciones: el álbum Bambalá, grabado en Dakar y que refleja una propuesta de creación de un repertorio autoral original. El disco será publicado muy pronto en diferentes plataformas internacionales de streaming, la colección Transatlântica, una compilación con la participación de temas de compositores de Brasil, Senegal, Guinea, Mali, Angola, Mozambique, Sudáfrica y Estados Unidos reuniendo a músicos de distintos orígenes que trabajan sobre las raíces musicales africanas y afrodescendientes, la publicación literaria «Transatlântica, O Livro de Areia», que se encuentra en proceso de finalización y la creación de «Podcast Transatlântica . África do Oeste 2020», una colección de más de 60 videos para ser vistos en Youtube.

    En el transcurso de su residencia Mo Maiê tomó clases de kora, balafón, percusión, danzas y luthería con maestros de Gambia, Mali, Guinea y Senegal. Brindó conciertos en festivales y encuentros de música africana. A su vez impartió talleres sobre samba de roda y otras músicas de su país.

    “A partir de esta experiencia realizada con el apoyo de Ibermúsicas pude vivir uno de los momentos más importantes y transformadores en mi carrera como música profesional, compositora, investigadora y educadora por medio del arte. Además de posibilitar ahondar en mis estudios sobre música mandengue con maestros griôs* de fuerte tradición cultural del oeste africano, la residencia nos posibilitó registrar trabajos de compositores y músicos africanos extremadamente talentosos, generando un denso repertorio con mucho potencial de poder tocar la sensibilidad de un amplio y diverso público alrededor del mundo. Otro factor importante fue contar con la posibilidad de viajar hasta Mali, la cuna de la cultura mandengue y compartir vivencias con músicos y griôs* extraordinarios, ampliando así las redes de conexión y contacto realizando a la vez verdaderos y transformadores intercambios artísticos y culturales”.

    El año 2020 ha marcado el inicio de la realización de residencias de Ibermúsicas en el continente africano. La de Mo Maiê de Brasil en Senegal y la de Leonardo Gómez Jattin de Colombia en la República Democrática del Congo, han sido las dos primeras experiencias de artistas beneficiados por Ibermúsicas que viajan a África en busca de las raíces ancestrales de las músicas latinoamericanas.

    *  griôs: voz africana que designa a maestros portadores y custodios de los saberes, historias y valores culturales ancestrales de una comunidad.

  • Manuel Monestel (Costa Rica)

    Manuel Monestel (Costa Rica)

    El espacio brindado por Ibermúsicas a los cantautores de las Américas es de gran valor en varios sentidos. Por un lado, abre una ventana para mostrar lo que hacemos; por otro, permite un cierto intercambio entre los participantes del concurso. Yo me sorprendí al escuchar el disco, pues, aunque conocía la calidad de algunos compositores, la mayoría eran desconocidos para mi. Sin embargo, ahora soy fan de ellos.

    “Soy cantautor, director musical, sociólogo e investigador de la cultura musical del Caribe (provincia de Limón) en Costa Rica. He dirigido grupos musicales y producido unos 18 discos. Tengo muchos años de andar por los caminos de la música y enfrento lo que muchos artistas de países pequeños como el mío enfrentan: la dificultad de proyectarse a nivel internacional. Mis canciones buscan, en general, mostrar rasgos de identidad local dentro de un marco universal, y surgen de procesos sociales, históricos y culturales a los que pertenezco. El espacio brindado por Ibermúsicas a los cantautores de las Américas es de gran valor en varios sentidos. Por un lado, abre una ventana para mostrar lo que hacemos; por otro, permite un cierto intercambio entre los participantes del concurso. Yo me sorprendí al escuchar el disco, pues, aunque conocía la calidad de algunos compositores, la mayoría eran desconocidos para mi. Sin embargo, ahora soy fan de ellos. Latinoamérica sigue incomunicada por razones históricas y políticas y eso se observa en el desconocimiento y la distancia que mantenemos los colegas que compartimos un oficio y una intención de hacer canciones que rompan los esquemas propuestos por la industria internacional de la música. Ibermúsicas es un canal de fortalecimiento de ese acercamiento urgente y necesario entre los hacedores de canción del continente”.
     
    La canción de Manuel Monestel que integra Itinerario Canción I es: Sabasabané

  • Residencia artística Zona LAMM – Laboratorio de Artes Musicales para Mujeres (Brasil)

    Residencia artística Zona LAMM – Laboratorio de Artes Musicales para Mujeres (Brasil)

    En Belo Horizonte, Minas Gerais, se realizó la residencia artística Zona LAMM – Laboratorio de Artes Musicales para Mujeres.

    A través de una asociación entre la Embajada Cultural de Minas Gerais, la Oficina de Imágenes, y el Programa Ibermúsicas, se llevó a cabo en 2016 y 2018 respectivamente, la residencia artística Zona LAMM, la cual reunió a artistas provenientes de distintos países latinomamericanos para interactuar cada una desde su universo musical con una matriz africana o indígena en los géneros de música tradicional, música electrónica experimental y música de baile popular. En 2016 fueron invitadas dentro de la convocatoria internacional Diana Restrepo (Colombia), Jenn del Tambó-Jennifer Meza- (Colombia); Naiara Armendáriz (Argentina). Las músicas invitadas dentro de la convocatoria local fueron Claudia Manzo(Belo Horizonte, nacida en Chile); Nath Rodrigues (Brasil); y dos músicas invitadas Orito Cantora-Grace Lascano- (Colombia) y Nívea Sabino (Brasil). En 2018 fueron invitadas Lucy Patané (Argentina); Gabriela Sossa (Colombia); La Luzma (Chile- Perú); Aryani Marciano (Brasil) y Alexandra Pessoa (Brasil). Las artistas participaron en la residencia durante tres semanas en la ciudad de Belo Horizonte con el objetivo de investigar e intercambiar referencias estéticas, realizar laboratorios musicales –algunos con la participación de artistas locales–, experimentos con otros idiomas y también crear nuevo material que combinara la experiencia y los diferentes universos musicales en los que trabajaron en sus trayectorias profesionales. Además del proceso creativo, las artistas seleccionadas llevaron a cabo talleres y experiencias con adolescentes y jóvenes que viven en la Región Metropolitana de Belo Horizonte. Los jóvenes que ya participan en talleres de música para producir contenido relacionado con la defensa de los derechos humanos, a través del contacto con los residentes pudieron intercambiar experiencias y desarrollar acciones para fortalecer sus comunidades. Los talleres fueron un hermoso laboratorio para investigar los sonidos en los territorios, el conocimiento del universo musical de la juventud brasileña y la creación de pautas para un proceso de creación musical basado en la interacción local. Como trabajo final de la residencia se realizó un video documental del proceso creativo y una grabación musical.

    Fomentamos un espacio de intercambio y fortalecimiento mutuo entre cantantes, compositoras, intérpretes, instrumentistas, productoras y técnicas con autoaprendizaje como guía colectivo, empoderamiento de las mujeres, respeto por las diferentes formas de identidad de género, libertad y autonomía para el trabajo para romper con el paradigma del universo musical masculino, blanco y eurocéntrico. La residencia trajo como propuesta la deconstrucción de lugares preconcebidos para abrir espacio para la diversidad y la autoafirmación de la población negra, indígena y femenina”.

  • Residencia creativa Sikwanka (Ecuador)

    Residencia creativa Sikwanka (Ecuador)

    Con la participación de artistas de cuatro países, se llevó a cabo en Ecuador la residencia creativa Sikwanka

    3 regiones,  4 artistas, 4 países, 3 talleres, 2 conciertos, 10 canciones, 1 disco es lo que implicó y lo que produjo Sikwanka, una residencia de composición musical en espacios naturales del Ecuador en la que Urián Sarmiento de Colombia, Sofía Rei de Argentina, Lucas Lessa de Uruguay y Grecia Albán de Ecuador recorrieron la sierra, la amazonía y la costa creando diez obras que posteriormente grabaron y editaron.

    Para algunas comunidades de la amazonía, el sikwanka (el tucán amazónico) simboliza la capacidad de comunicarse, de hablar y de cantar, reconociendo así el poder de este animal encarnado en quien canta con voz firme, bella y clara. Para otras comunidades significa la resistencia de quién ha podido ver más allá de las generaciones humanas los cambios que ha transitado la selva.

    Los logros obtenidos en esta residencia han sido tantos que se hace difícil enumerarlos:

    • Establecer fuertes lazos entre los artistas participantes, lazos que derivan en la formación de futuras redes de trabajo
    • Canalizar a través de las composiciones musicales las diferentes historias y personajes de cada una de las regiones del Ecuador a las que los residentes pudieron acceder.
    • Componer diez obras agrupadas según las regiones a las que refieren o que las inspiraron (Sierra: Sunfo no es menta, Pisando sobre el fango, ¿Y el arrocito?, Páramo; Amazonía: Encuentros en el Río Napo, Piatua, Sacha muchacha y Costa: Anita, Siete y ocho, Zapotal)
    • Vincular el proyecto de residencia a otros proyectos colectivos por medio de talleres.
    • Realizar tres talleres con más de cincuenta asistentes a cada uno,
    • Realizar dos conciertos didácticos en comunidades indígenas de Sierra y Amazonía
    • Realizar encuentros de intercambio con músicos locales
    • Grabar en un estudio profesional un disco conteniendo las diez obras musicales creadas

    “El trabajo con Ibermúsicas ha representado una alta responsabilidad de gestión y compromiso con los artistas y ha sido una gran oportunidad para generar conexiones entre los países participante a través de una experiencia inolvidable”.