GANADORES CONCURSO CREACIÓN DE CANCIÓN 2021  (URUGUAY)

Sabrina Diaz, Sebastián Jantos y Eli Almic han sido los ganadores por Uruguay de la 8va edición del Premio Ibermúsicas a la Creación de Canción 2021

En esta edición fueron recibidas 914 propuestas de toda la región en una gran demostración de la riqueza de nuestras músicas, la diversidad de los recorridos estéticos y las increíbles sonoridades de Iberoamérica. Todas las obras fueron presentadas bajo seudónimo y analizadas mediante un sistema de evaluaciones cruzadas por el cual un jurado, compuesto por destacadas y destacados artistas, periodistas musicales y productores fonográficos de un país, calificó las postulaciones presentadas por otra nación. En el caso de Uruguay, las obras fueron evaluadas por un jurado de Perú.

Sabrina Díaz

Sabrina Díaz es una joven música oriunda de Mercedes, Uruguay. Además de trabajar como tecladista en varios proyectos (Eli Almic, Ana Prada, Julieta Taramasso, Santiago Wirth, etc.) y como docente dando clases de piano, armonía y audioperceptiva, se dedica a componer y arreglar sus propias canciones, y las toca en distintos proyectos propios y compartidos ; “La Caja”, Sabrina Díaz Septeto, Edmundo Alba, Deseos Amigos. La composición la acompaña como herramienta de expresión desde siempre, y es para ella otra forma de hablar, otra forma de pensar. En 2021 ganó el 2do Premio Nacional de Música en la categoría “Popular y Raíz Folclórica” con su canción “Quitapenas”. 

 

Su canción “Miel de Azahar ” resultó ganadora en 8va edición del Premio Ibermúsicas a la Creación de Canción 2021

“La verdad es que probé por primera vez la miel de azahar y me encantó, me pareció muy distinta a la miel que yo conocía. Me quedó además el nombre rondando en la cabeza por varios días, me gustaba mucho la sonoridad de la palabra “azahar”.  Sin embargo el sentido real de la letra tiene que ver con la necesidad de auto acariciarme, de alguna manera, de consolarme, de hablarme a mí misma y recordarme de que estoy para mí y de lo esencial que es mantener y nutrir ese contacto y esa conversación tan íntima conmigo misma. Y, a la misma vez que esto está dirigido hacia mí, también está dirigido a una hipotética segunda persona que lo necesite. Quizás a toda persona que escuche la canción”. 

Sabrina Díaz  cuenta que, a partir de una consigna en la materia Composición de la carrera de música que estaba estudiando, sobre la escucha y el análisis de la forma de componer de Joni Mitchell, cambió la afinación de su guitarra, cosa que nunca antes había hecho. “Eso me permitió encontrar una sonoridad distinta a otras cosas que suelo encontrar compositivamente, y me hizo sumergirme en colores armónicos que me atrajeron mucho. En ese momento creo que ya tenía parte de la letra escrita, entonces me puse a cantar esas líneas arriba de lo que tenía en la guitarra y así, si recuerdo bien, hice la primera partecita de la canción, que la pienso como un estribillo. Cuando sentí que ya no estaba sacando nada de la guitarra me fui al piano, que es realmente mi instrumento. Trasladé lo que tenía en la guitarra al piano y desde ahí comencé a desarrollar para donde me llevaba la intuición. Como me suele pasar, la canción estuvo muy presente por algunos días, la dejaba, la volvía agarrar, hasta que tomó forma. Justo estaba la convocatoria para este premio y eso me motivó a grabarla, y por lo tanto definir algunas cositas del arreglo. Tiré algunas tomas con un piano acústico del conservatorio donde estudiaba, y después la voz. Después los coros y las contra melodías surgieron muy naturalmente”.

“El Programa Ibermúsicas me parece algo riquísimo e imprescindible. Un incentivo a la creación y al trabajo creativo colectivo, que tiene repercusiones muy concretas e importantes. Algo que pienso, es que no sé qué tan difundido está en Uruguay, particularmente. Siento que podría ser aún más aprovechado. En lo personal fue algo muy hermoso y motivante, este premio a la creación de canciones. Más que nada saber que es algo internacional, que personas de otro país se sentaron a escuchar mi canción y resonaron con ella. Eso me genera algo muy lindo, una curiosidad y ganas de explorar más las conexiones y puntos en común (o diferencias) que podemos tener artistas de distintos países. Y en lo concreto, el apoyo económico puede hacer una gran diferencia en el trabajo y la creación, y la proyección de la carrera de una persona. Personalmente me ayudó a concretar proyectos muy importantes para mí”.

 

 

Sebastián Jantos

Sebastián Jantos es compositor, multi-instrumentista, cantante y productor musical. Luego de haber formado parte de varios proyectos musicales en los que se destaca su presencia en la formación estable de la banda Cursi entre los años 2005 y 2008, lanza a fines de 2008 Fui Yo, su primer disco solista con composiciones propias, editado en Uruguay por el sello Perro Andaluz y con el apoyo del FONAM. Un disco que muestra la canción en un papel protagónico rodeada y sostenida por un elenco poli cromático de estilos musicales, donde se fusionan con equilibrio y delicadeza los ritmos del nordeste de Brasil, la milonga, el candombe, el funk y la bossa nova. Letras con gran contenido pictórico y vivencial, dónde lo cotidiano y lo intangible se funden creando una agradable y emotiva atmósfera. Con la producción de Diego Drexler y con la participación músicos de la talla de Jorge Drexler, Fabián Krut, Federico Graña y el productor argentino Román Varas, éste trabajo fue presentado en múltiples escenarios de Uruguay, Argentina y Brasil con muy buena aceptación de la prensa y público en general.

Su canción “Candor ” resultó ganadora en 8va edición del Premio Ibermúsicas a la Creación de Canción 2021

“Candor es una de esas composiciones donde la alquimia que envuelve a todos los elementos que forman parte de la creación de una canción, se manifiesta de forma muy rápida generando que melodía, letra, ritmo y armonía surjan casi al mismo tiempo, la canción fue escrita en una tarde. Lo primero que definí fue el ritmo sobre el cual iba a construir la canción, opté por un ijexá, el más popular de los ritmos afrobahianos que proviene de los terreiros de candomblé de matriz yoruba (ketu e ijexá principalmente). Luego lo que surgió fue el ostinato de los primeros cuatro acordes de las estrofas, que construí pensando en darle cierta vuelta de rosca a la progresión armónica que conforman invirtiendo los bajos de los mismos. Rítmicamente ese ostinato se basa en la figura que tocan el lê (el más agudo de los tambores que forma parte del trío de atabaques del candomblé ketú) y el gan o agogô (idiófono metálico que ejecuta una time line súper característica en la cual se apoya todo el entramado rítmico). Sobre ese entorno rítmico/armónico empecé a desarrollar el primer motivo melódico de la estrofa imitando rítmicamente algunas frases del rum, el más grave de los tambores del trío y que en el contexto ritual es el encargado de guiar la danza de los orixás e interactuar con los cantos. Durante éste proceso fueron surgiendo palabras con una sonoridad interesante que utilicé para construir el resto de las frases”.

“Posteriormente incluí como nexo entre la estrofa y el estribillo, una secuencia armónica que genera cierta sensación de apertura, acompañada por una respuesta melódica al motivo de la primera mitad de la estrofa, para preparar la llegada del estribillo, donde además de cambiar el ritmo armónico colocando un acorde por compás (a diferencia de la estrofa donde utilizo dos), la melodía se vuelca más hacia el uso de notas más largas con la intención de generar dos secciones bien diferenciadas y hasta contrapuestas dentro de una especie de mantra rítmico común a ambas. La letra de la canción gira en torno a la mujer, su conexión con la Luna y su capacidad de generar vida, no sólo en el sentido biológico sino también espiritual y mitológico, es por eso que aparecen. ciertos guiños a conceptos que vienen de la astrología y a algunas características de orixás femeninos como Oxum, Oyá y Ewá. También aparecen varias imágenes poéticas inspiradas en el ambiente geográfico que me rodea, que es bastante particular ya que se encuentra a medio camino entre un paisaje urbano y rural, con una menor contaminación lumínica que en la ciudad que permite observar cielos nocturnos más limpios y mágicos atardeceres sobre un horizonte amplio y libre de edificios”. 

“El Programa Ibermusicas es un conjunto de herramientas fantástico que ayuda muchísimo al desarrollo de artistas independientes dentro del contexto altamente competitivo que nos toca transitar, permitiendo que músicas y músicos con trabajos excepcionales, en muchas ocasiones poco valorados por la industria cultural dominante, puedan habitar otros espacios de expresión y difusión cuyo acceso no resulta fácil por falta de medios económicos. Los apoyos de Ibermusicas son un fuerte incentivo para seguir creando y una posibilidad de mostrar nuestro arte dentro y fuera de fronteras, accediendo a nuevos públicos y generando vínculos creativos con colegas de otros rincones de iberoamerica. Destaco también las perspectivas de género y étnia que incluye el programa al igual que su espíritu democrático e inclusivo”.

 

 

Eli Almic

Eli Almic (Elisa Fernández) nació en Montevideo, Uruguay. Desde sus inicios como MC, la cantante, compositora, rapera y actriz, comenzó a construir una carrera en constante ascenso. En 2016, junto a DJ RC grabaron “Hace Que Exista” su primer disco y desde entonces no ha dejado de tocar en algunos de los mejores venues y festivales dentro y fuera de su país. Con su voz versátil invita a viajar a su lado, inmersa en su catarsis de mil conexiones, para caer vivamente en los dramas callejeros de sus cuentos, reales o de ficción, donde nunca falta un mensaje comprometido con la justicia social.

Su canción “La Vitamina” resultó ganadora en 8va edición del Premio Ibermúsicas a la Creación de Canción 2021

“El proceso de escritura de la canción me llevó más tiempo que otras letras que logré escribir en un día o dos, por ejemplo. Tampoco es que hacer una letra “rápido” sea la norma para mí, para nada, hay muchas variables. Si bien cada canción es distinta en cuanto a lo que te genera la música, para dónde te lleva ese ritmo específico, La Vitamina, me desafió muchisimo. Soy de darle importancia a las primeras impresiones al escuchar un beat, y en este caso pensé que tenía que ser un mensaje enérgico, dinámico, que contagiara algo positivo y que a su vez, sirviera para reivindicar ciertos valores, opiniones. Un tire y afloje entre las tensiones y las ganas de ablandar el cuerpo sin perder de vista que incluso bailando hay cosas que es necesario decir a los cuatro vientos. Como tampoco tenía del todo claro esto sino que más bien se fue armando, me dediqué a escribir sin querer resolver todo junto, el mensaje, la métrica, la intención. Rapear sobre un ritmo que es una mezcla entre lo tradicional y lo propio como el candombe, pero mezclado con sonidos electrónicos era algo que no había hecho, y requirió un laburo con más detalle. Probé unas cuantos cosas que no me gustaron. Tenía claro que lo que escribiera, rapeara y cantara, debía potenciar la música que ya estaba muy arriba. Encontrar la medida justa es un misterio y es totalmente subjetivo. Escribí de todo y lo dejé reposar por varias semanas. Luego, armé el puzzle. A veces una no es consciente de que lo aparentemente distinto o inconexo, coincide o encaja”.

  
En 2019 Eli Almic representó a Uruguay en el Primavera Pro y Primavera Sound en Barcelona, como parte de la delegación uruguaya de artistas que impulsó el Programa Ibermúsicas y continuó girando en festivales de Brasil, Chile y Argentina. En 2020 lanzó “Días Así”, su álbum más personal y arriesgado, consagrándose definitivamente como una artista de vanguardia  que, con su flow único, domina a su antojo el trap, soul, jazz, hip hop y candombe. En 2022 lanzó “La Vitamina”, una colaboración con el grupo de música electrónica y candombe F5, donde su voz se fusiona con el samba y un beat de funk carioca; fue portada de la lista Fresh Finds Latin de Spotify y se presentó en Barcelona y Madrid.

“La Vitamina es amor infinito a la música, al baile, es respeto y reconocimiento hacia las luchas de la población afro, es cuestionarme y cuestionarnos qué pasa cuando una parte de la población no accede a determinados bienes esenciales que resultan en un modo de vida desigual. Fue compuesta por Lechuga Zafiro y Wellington Silva, en un momento en el cual estaban buscando nuevas técnicas para llevar el candombe a la computadora, a lo digital. Fue una época donde empezaron a tocar más con las manos y no tanto con el secuenciador y el mouse, con controladores, y eso hizo que la canción tenga un estilo más rítmico en relación a otras cosas que habían creado. Todos los sintetizadores se desprendieron de las líneas del repique, del chico y del piano. En esa búsqueda, me fueron mandando lo que habían hecho y empezamos un ida y vuelta, un diálogo entre intentar hacerlo sonar más pop, un poco más pulido y a su vez con más espacios, entendiendo que era una música a la cual se le iba a sumar una letra. La estructura se fue moviendo dentro de ese diálogo, hasta sentir que habíamos llegado a la canción que habíamos imaginado o queríamos tener entre ambos proyectos musicales”.

“Siendo que es tan complicado ser trabajadores de las artes, en este caso la música, en todo el mundo pero específicamente en Uruguay, que es un país super pequeño, es vital que exista la posibilidad de presentarnos a fondos culturales, llamados que habiliten mostrar nuestra música, viajar a festivales, grabar discos, todo lo que hace a la música, crearla y tocarla. A su vez, si yo sé que existe un premio que puedo ganar por crear una canción, eso me va a motivar a seguir creando, a esforzarme por generar música de calidad, que suene lo mejor que se pueda dentro de mis posibilidades, que tenga cabeza y corazón puesta, por lo que considero que tienen que seguir existiendo estos premios del Programa Ibermúsicas e incluso que sean más en un futuro cercano”.

 

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