Primer Recital IBERMÚSICAS Compositoras latinoamericanas
Segundo Recital IBERMÚSICAS Compositoras latinoamericanas
Tercer Recital IBERMÚSICAS Compositoras latinoamericanas
Cuarto Recital IBERMÚSICAS Compositoras latinoamericanas
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Segundo Recital IBERMÚSICAS Compositoras latinoamericanas
Tercer Recital IBERMÚSICAS Compositoras latinoamericanas
Cuarto Recital IBERMÚSICAS Compositoras latinoamericanas
Tropickup – Live Streaming 2021 (Zumo Festival – Lima, Perú)
Lili del Sol, Juan Dó y Daniela López han sido los ganadores por Colombia de la 7ma edición del Premio Ibermúsicas a la Creación de Canciones 2020, Canciones de la Cuarentena.
En esta edición fueron recibidas 2372 propuestas de toda la región en una gran demostración de la riqueza de nuestras músicas, la diversidad de los recorridos estéticos y las increíbles sonoridades de Iberoamérica. Todas las obras fueron presentadas bajo seudónimo y analizadas mediante un sistema de evaluaciones cruzadas por el cual un jurado compuesto por destacadas y destacados artistas, periodistas musicales y productores fonográficos de un país, calificó las postulaciones presentadas por otra nación. En este caso las canciones presentadas por los artistas de Colombia fueron evaluadas por un jurado de habla hispana de Brasil,
Lili del Sol
Lili del Sol es cantante, intérprete y escritora de historias latinoamericanas. Sus canciones las canta al viento y la acompañan arreglos contemporáneos que entrelazan distintas fusiones de ritmos folclóricos y sonidos de cununos, arpas jarochas y una marimba de chonta. Transmite en su voz, nota a nota, pasión y sentimiento que logra fusionar con los ritmos y armonías de su propuesta instrumental, reflejando la hermandad de sus raíces y llevándonos a descubrir un sonido fresco con aire latinoamericano.
“En diciembre de 2019, acababa de lanzar “Raíz Mestiza”, mi primer disco. Tenía la ilusión en la piel de cantarle al mundo, de contarle a la gente lo que me inspira de mi tierra, paisajes, costumbres, personajes, ritmos, métricas y melodías que se revelan en mis canciones. Tenía planes y sorpresas para compartir sobre el trabajo con amigos y colegas que se identifican con mi amor al arte y que me han apoyado en mi trayectoria como artista, pero llegó la pandemia y con cada semana que pasaba esos planes se iban limitando hasta quedar reducidos a una burbuja de aire. Aunque aún no he podido hacer ese lanzamiento en vivo de “Raíz Mestiza”, tengo la certeza de que ese día llegará y podré compartir todas las emociones y el amor por mi primer trabajo musical para proyectar otra visión de las gentes y la historia de mi país Colombia”.
“El confinamiento ha sido una oportunidad para realizar una observación profunda de varios aspectos de mi vida. Es innegable que la frustración se apoderó de la cotidianidad y tuve que comprender, como el bambú, que la fortaleza está en la flexibilidad y no en la rigidez. Encontrar los escenarios alternativos, buscar y crear otras formas para seguir conectada como artista con la gente, ha sido uno de los retos más inspiradores de esta temporada. Renunciar por un tiempo a los shows en vivo es difícil, pero encontré en los medios digitales y en la docencia un escenario perfecto y con mucha luz para seguir construyendo arte. La música es un oxígeno esencial para mantener estabilidad mental en distintos momentos, pero principalmente en la adversidad. Canalicé por medio de ella pensamientos y emociones que me permitieron seguir creativa, inspirada y en movimiento”.
Lili nació en Santiago de Cali, Colombia y desde siempre se ha interesado por las raíces culturales y naturales de su tierra. Le apasionan los paisajes latinoamericanos y todo lo que habita en ellos: desde la exuberancia de su naturaleza hasta los sonidos y las voces más urbanas. Como cantautora apuesta por una visión holística de la música que sirva como plataforma para inspirar y hacernos reflexionar sobre la complejidad y el mestizaje provenientes de Iberoamérica.
Lili del Sol cuenta que durante la cuarentena, en medio del silencio y el distanciamiento, comenzó a gestionar un proyecto musical con el guitarrista y compositor francés Emmanuel Linois. “Coincidimos en muchas ideas y emociones que empezaron a convertirse en canciones. La canción “Espacio tiempo y movimiento”, ganadora de este concurso, es una composición muy especial de este proyecto llamado Hominum. La letra nace de querer entender el tiempo entre las personas, las emociones y la vida. El espacio que cada quien necesita para procesar sus vivencias y conectarse con el contexto que lo rodea. Curiosa por entender el concepto de “tiempo” estuve leyendo sobre la teoría de la relatividad espacial. El libro “La naturaleza del espacio y el tiempo” de Stephen Hawking y Roger Penrose, me ayudó a comprender que la velocidad y el tiempo en el espacio son relativos al peso del objeto. Fue entonces como relacioné esta teoría con entender que cada quién tiene un tiempo según el peso de sus emociones, las situaciones que vive y la forma en que las procesa. Hay que dar espacio respetando el proceso que cada persona tiene y seguir en movimiento para reencontrarnos con nosotros mismos y las personas a nuestro al rededor. Escribir esta canción fue una forma terapéutica para entender lo que estaba sintiendo en esa crisis y una catarsis necesaria para soltar y conectar con mis emociones. Siento que trae paz y nos proyecta al universo que nos contiene. Unos meses después encontré el concurso de Ibermúsicas en la categoría especial de “Canciones de la cuarentena” y fue allí cuando supe que esta canción tendría un espacio muy especial para participar”
Al referirse a la composición de la canción “Espacio tiempo y movimiento”, Lili del Sol cuenta que al inicio tenía un borrador sencillo de la guitarra y la voz. “Sólo la guitarra ya generaba esa constancia del movimiento en el espacio con el bajo constante y en común con cada acorde. Durante el proceso de grabación y en compañía del productor del tema, Ricardo Osorno, decidimos una instrumentación muy simple sin incorporar batería o instrumentos percusivos para dar espacio en la canción. Buscamos con las armonías en las voces generar la sensación de estar flotando. El ritmo y el tiempo está trazado por el bajo constante de la guitarra y la interacción con piano, la voz y el bajo eléctrico. Soy una persona muy visual en mi proceso de creación. Como artista me inspiro en la cultura, la sociedad y el medio ambiente para tomar los temas de mis canciones. Me encanta hacer fusiones entre géneros musicales del mundo y mi país. La idea de crear nuevos lugares no-geográficos a partir de fusionar sonidos y música es algo que me apasiona, como también, crear paisajes sonoros con grabaciones de campo que he hecho durante mis viajes para mezclarlas con mi música. Desde el proceso de pre-producción pienso en cada elemento que quiero que haga parte de la historia que estoy contando. Puede ser un video, un audio, un instrumento musical específico o cualquier elemento que pueda recrear lo que tengo en la cabeza. Uso la tecnología como una herramienta poderosa para conectar a la gente con esos lugares, las historias y mi experiencia personal a través de la música. Una frase seguida de un ritmo y una melodía, pueden llegar durante una larga caminata, una conversación, meditando o en medio del silencio, así que siempre tengo una libreta y una grabadora en mano para escribir y capturar estas ideas. Considero fundamental en la esencia de mi música colaborar y trabajar en equipo, he tenido la fortuna de contar con personas de alta calidad humana con quienes coincidimos en la búsqueda y en la honestidad en nuestro trabajo musical.”
“He seguido la trayectoria de Ibermúsicas desde hace unos años por el apoyo que le han dado a nuevos proyectos culturales y artistas de Iberoamérica. Como artista, me identifiqué con su misión y las formas dinámicas que tienen para impulsar el emprendimiento y el desarrollo cultural. Ibermúsicas es un programa maravilloso que motiva, promueve el arte, nuevas estrategias y nuevos talentos artísticos en la industria musical. La alianza entre distintos países iberoamericanos que mantiene este movimiento cultural es una forma ejemplar de promover paz y unión a través del arte. Hoy más que nunca necesitamos de estas alianzas para consolidarnos en la solidaridad, hilo del tejido humano que permitirá la subsistencia de nuestra cultura y nuestra especie”.
Juan Dó
Juan Diego Cardona nació en Ibagué, Colombia. Es músico, guitarrista y compositor. Estudió música en la Universidad Pontificia Javeriana de Bogotá y a partir de ahí empezó a componer, formar parte y liderar agrupaciones y proyectos independientes. “Eso me permitió estudiar de nuevo, hacer un diplomado virtual de FILM SCORING, cursos de composición creativa, iniciar en el hermoso mundo de la auto-producción, aprender de grabación, de mezcla, de sonido, conocer y aproximarme a otros instrumentos como el bajo, el acordeón, el piano, y como no, acercarme aún más a mi querida guitarra y a mis ganas de componer y tocar muchas cosas”.
Actualmente Juan Dó se encuentra recorriendo Sudamérica en una VW kombi 1967 que funciona como medio de transporte, casa y home-studio, viviendo experiencias diferentes y conociendo personas de muchas culturas, explorando y aprendiendo del entorno. Viviendo un proceso de reflexión y crecimiento personal y musical. “Me considero un músico muy curioso y es eso lo que me ha permitido interactuar con diferentes formatos y estilos. Desde música autóctona y folklórica colombiana hasta la composición de música para cine con orquesta sinfónica, pasando por grupos de jazz, soul, blues, entre otros”.
“La pandemia me encontró en medio de un viaje por Sudamérica, justo en Brasil. Salí de Colombia el 1 de Julio del 2016 a recorrer el continente en un carro antiguo que modificamos con mi pareja para que funcionara como casa; a vivir experiencias nuevas, conocer gente de muchas partes, visitar lugares increíbles y hacer mucha música. Una vida nómada puede ser un tremendo disparador creativo para cualquier ser dispuesto. Musicalmente hablando, estábamos en días de composición, preparando proyectos y proponiendo muchas ideas, pues a medida que el viaje avanza podemos compartir con músicos de diferentes lugares, influencias, pensamientos y sentido de la interpretación. Así que estábamos ansiosos por pasar a Uruguay para seguir con nuestra aventura, pero tuvimos que detenernos en Curitiba (Paraná – BR), donde hemos permanecido hasta el día de hoy. La situación no es sencilla y este lugar se convirtió en nuestra mejor opción, procurando aportar con buen comportamiento y pensamiento de cuidado colectivo a que como sociedad podamos pasar los tiempos difíciles estando tan saludables como sea posible”.
“Supe de Ibermúsicas buscando convocatorias interesantes para participar en ese momento de pandemia en donde estaba tan activo y motivado con la composición. Me sorprendió encontrarme con la gigante, hermosa y necesaria gestión que realiza Ibermúsicas a nivel internacional para apoyar y promover el desarrollo de la cultura desde la música y muchas otras manifestaciones de arte afines. Evidentemente estamos muy felices y honrados de haber participado y más aún de haber ganado, esto nos motiva muchísimo a seguir creyendo en la música y en nosotros mismos, porque aunque siempre supimos que nuestra propuesta era diferente y un poco arriesgada, siempre confiamos en nosotros y en nuestro estilo o esencia.
Felicitamos y agradecemos inmensamente a Ibermúsicas porque realmente es necesaria la labor y gestión que hacen para con los artistas y sus obras. Que viva y perdure la manifestación artística como medio de superación, aprendizaje y unión”.
Daniela López
Daniela López nació en el municipio de Sonsón Antioquia, Colombia, lugar en el que inició sus estudios musicales con la flauta traversa como instrumento principal. Se graduó con honores de la Universidad de Antioquia en el programa de Música Instrumento – Flauta traversa. Ha formado parte de orquestas sinfónicas como Iberacademy Medellín y Filarmónica Joven de Colombia durante cinco años, realizando giras y conciertos nacionales e internacionales y presentándose en algunos de los teatros más importantes del país, como Teatro Julio Mario Santo Domingo, Teatro Colón, Teatro Metropolitano y en lugares como el New World Center de Miami, Royal Opera House en Houston Texas, Sala São Paulo en Brasil, Konzerthaus de Berlín entre otros. Ha sido invitada a gran cantidad de eventos culturales como docente en Lima, Perú y Cochabamba, Bolivia; así mismo, fue parte de orquestas sinfónicas recorriendo países como Brasil, EE.UU., España, Alemania y Austria. Perteneció al Coro de Cámara AEDOS, con el que viajó a Chile para realizar un intercambio cultural y una gira de conciertos.
“Cuando la pandemia se inició, me encontraba planeando varios proyectos con la música, como giras, festivales, conciertos, etc., así mismo, estuve trabajando fuertemente en mi Escuela de Música para impulsar procesos artísticos con mis estudiantes, como grupos folclóricos, el coro que dirijo, ensambles de música de cámara, entre otros. Estar en aislamiento es importante para un compositor y yo lo pude corroborar, aunque se haya dado de manera no muy voluntaria por la situación que ya conocemos. Aun así, siento que fue lo mejor que pudo llegar a mí para por fin enfocarme en componer mis letras. Mi primera canción es un bullerengue fandango, ritmo originario del Caribe colombiano, la cual también fue ganadora de un concurso de canción inédita que se realizó en Colombia. Pertenezco a Yimalá, grupo de bullerengue con quienes participé en varias actividades virtuales como festivales y concursos. De igual manera, soy parte de otra agrupación llamada Oriundo, donde exploramos sonoridades más cercanas a la música andina de nuestro país y de Suramérica y con la cual obtuvimos otro premio de composición. Es así como he podido experimentar grandes satisfacciones con la creación y definitivamente, el año pasado fue un tiempo propicio para hacer todo esto posible, ya que se presentaron muchas oportunidades como Ibermúsicas para motivarme a componer.
Daniela también ha integrado agrupaciones del folclore andino como Gama Ensamble, con quien defendió 2 obras inéditas instrumentales del compositor Víctor Castro en el Festival del Pasillo en Aguadas y en Hatoviejo Cotrafa, donde dicha obra resultó ganadora en el año 2016. Es profesora de flauta traversa y canto en la Escuela de Música de Sonsón. Su camino en el canto solista se inició con el folclore del Caribe. Actualmente es cantadora del grupo de bullerengue Yimalá, de Sonsón, agrupación que obtuvo el primer puesto en el Festival Nacional de Bullerengue de Necoclí 2019 y el segundo puesto en el 2020. Daniela fue ganadora del concurso de canción inédita del colectivo I Love Bullerengue, con quienes tuvo la oportunidad de grabar su bullerengue fandango de manera profesional. Es integrante de Oriundo, agrupación de música latinoamericana y cocreadora de la canción ganadora del primer puesto en el Festival Regional de Arte y Cultura ambiental realizado en Antioquia, Colombia. Participó también en la convocatoria para compositores “Canciones de la cuarentena” realizada por Ibermúsicas en la que resultó merecedora de uno de los premios otorgados por la organización.
Daniela busca explorar gran variedad de posibilidades en el canto y la flauta traversa aprovechando el contacto que ha tenido con diferentes culturas y regiones del país.
En cuanto a la canción ganadora, “Alma”, Daniela recuerda que se encontraba en clase de composición con el maestro Marlon Peroza, músico de gran reconocimiento en la región Caribe de Colombia, quien la impulsó a escribir. “En una de las tareas, comencé a recordar una historia que me contaron en una de mis visitas al Chocó, en el Pacífico Colombiano. Allí existe una ceremonia fúnebre llamada Gualí o Chigualo en el Pacífico sur. Se celebra cuando un niño muere antes de los siete años, momento de la vida en el que aún conserva su inocencia, según su tradición. En dicha celebración, los presentes no deben llorar, pues se cree que las lágrimas ahogan el alma del pequeño. Como parte de la historia, supe que una mujer perdió a su bebé y que no paraba de llorarlo, hasta que el niño la visitó en un sueño. Allí él estaba en medio de una laguna, llovía fuertemente y la laguna se hacía cada vez más profunda. Su hijo le decía “Mamá, no llores más, que me estás ahogando con tus lágrimas” y fue después de ese momento que ella dejó su llanto a un lado para que el niño pudiera descansar. Cuando terminé de componerla, conocí la convocatoria de Ibermúsicas, así que la grabé para participar”.
“A la hora de componer trato de buscar historias, mitos, pinturas, cuentos y también sucesos de la vida real que puedan servirme de inspiración. Pocas veces elijo un tema que tenga que ver conmigo, pero también ha llegado a convertirse en canción alguna cosa triste de mi vida. La tristeza ronda en mis letras, las cuales últimamente llegan primero que la melodía que se va ajustando al carácter de la canción y luego me dice en qué ritmo debe ser. La metáfora se presenta permanentemente. Me encanta la redondilla y procuro siempre terminar cada estrofa con un verso poderoso, como me lo enseñó mi maestro”
“Programas como Ibermúsicas son un gran impulso para crear, para emprender proyectos musicales y para promover la calidad artística. Ha sido una gran motivación para mí, algo que agradezco inmensamente”.
El Trío Nueva Colombia, bajo la dirección del pianista y compositor Germán Darío Pérez, brindó una Master Class y una serie de conciertos en el Mérida Fest 2020.
En enero de 2020, la ciudad de Mérida, Capital del Estado de Yucatán, México celebró los 748 años de su fundación con una nueva edición del Mérida Fest, festival que se lleva a cabo en 39 sedes de la ciudad con un total de 140 espectáculos que congregan distintas disciplinas desarrolladas por maś de 650 artistas.
El Mérida Fest es una de las iniciativas llevadas adelante por el Ayuntamiento de Mérida, es una fiesta donde los meridanos y los visitantes se apropian del espacio público durante más de 20 días con actividades gratuitas que garantizan la accesibilidad universal a toda la sociedad y enfocadas hacia todo tipo de públicos. Conciertos, serenatas, trios, bailes, eventos tradicionales, danza, vaquería, bailes, talleres, conferencias, lecturas, seminarios, presentaciones de libros y revistas, documentales, exposición de pinturas, fotografías y artesanías son algunas de las manifestaciones artísticas en torno a las cuales se congregan grupos musicales con artistas de nivel internacional.
El Trío Nueva Colombia, dirigido por el pianista y compositor Germán Darío Pérez participó en el Mérida Fest entre los días 21 y 24 de enero de 2020 realizando una Master Class en el Auditorio del Centro Cultural Olimpo y dos conciertos. La actividad académica y los conciertos permitieron que el Trío Nueva Colombia transmitiera, tanto a los espectadores como a estudiantes y músicos profesionales, conocimientos importantes en torno a los nuevos desarrollos de la música colombiana de la región andina.
A lo largo de su carrera musical, Germán Darío Pérez se ha dedicado al rescate, renovación y divulgación de la música colombiana de la región andina, tomando como aspecto esencial la posibilidad de ponerla a la altura de las músicas más reconocidas del mundo. El Trío Nueva Colombia, incorpora el lenguaje jazzístico y universal del piano y el contrabajo, unidos al tiple que aporta el elemento diferencial de su música. Con su hermoso repertorio de bambucos, pasillos y danzas, el trío es reconocido como uno de los ensambles de más alto nivel musical en Latinoamérica. Han logrado fusionar la música de las montañas colombianas con elementos de otros lenguajes y otras estéticas musicales dentro de un formato llamativo donde vibran la música académica y lo jazzístico.
“La participación del Trío Nueva Colombia en el Mérida Fest 2020 resultó una oportunidad única para la circulación y difusión de nuestra música. El Trío Nueva Colombia tuvo la oportunidad de mostrar sus condiciones artísticas y la grandeza de nuestra música en este nuevo recorrido internacional. Indiscutiblemente las oportunidades de circulación nacional, e internacional brindan a los artistas la posibilidad de difundir su trabajo, vender sus producciones discográficas y relacionarse con nuevos agentes del mercado musical, lo que podría redundar en nuevas oportunidades de circulación del producto artístico”.
Además de bajista, contrabajista, compositor, arreglador, productor musical, dramaturgo y poeta, Leonardo Gómez Jattin es un apasionado investigador de las relaciones entre las músicas del caribe colombiano y las músicas de la costa atlántica africana. Específicamente del lazo musical que existe entre Colombia y la República Democrática del Congo.
Ya en 2016, al ganar el Concurso Ibermúsicas de Creación de Canción, compuso su preciosa “De Palenque a Matongé” que es parte de nuestro álbum Itinerario Canción III, en la que no sólo refleja esta hermandad musical entre los dos países sino que en la letra de la canción nos cuenta con lujo de detalles la historia de este encuentro artístico que generó un gran movimiento musical y cultural en ambos países. Es muy difícil escuchar esta canción sin querer ponerse a bailar y sin dejar de cantar su estribillo el día entero.
Continuando con su trabajo de investigación y de creación en 2019 Jattin presentó ante Ibermúsicas su proyecto de residencia artística en Lubumbashi, República Democrática del Congo. En los primeros meses de 2020 el compositor viajó a África con el objetivo de crear allí, y de estrenar junto a músicos congoleños la obra Katanga.
Colombia es el país de Hispanoamérica con mayor volumen de población afrodescendiente (4’600.000). Desde la instauración de la esclavitud en la primera mitad del siglo XVI, Cartagena de Indias se convirtió en uno de los más importantes centros de trata esclavista del continente americano. Atracaron en este puerto galeones portugueses con cargamentos de esclavos capturados en diferentes tribus subsaháricas de población mayoritaria de congos y angolas de lengua bantú. Con ellos llegaron también los ararás y los minas traídos de Ghana; carabalíes y lucumíes de la lengua yoruba de Nigeria; y, en menor proporción, chambas, bámbaras, biafras, xangos, nagós y mandingas.
Muchos esclavos negros no se resignaron a su nueva condición social y huyeron a los montes que rodeaban las nacientes ciudades del continente americano. Pronto estos cimarrones lograron agruparse formando poblaciones furtivas que en Cuba y en Colombia se conocieron como palenques (quilombos en Brasil, cumbés en Venezuela). En muchas de estas poblaciones se habla una lengua criolla que conserva rasgos del portugués de los puertos del continente negro, sumados a los vocablos africanos de origen bantú y de las diversas tribus que confluyeron en la trata esclavista. Uno de los rasgos más definidos de africanía presente en estas comunidades se manifiesta en los cantos rituales ligados a las danzas fúnebres. De manera paralela a los rituales religiosos, también se practicaron cantos y danzas profanos vinculados a las festividades de los pueblos y a celebraciones relacionadas con las cosechas agrícolas. Estos bailes se introdujeron muy pronto dentro de las manifestaciones culturales y en el carácter festivo del hombre del Caribe, mezclándose con algunas músicas vecinas, incorporando instrumentos de origen indígena y generando procesos de transculturación de instrumentos de viento de origen europeo.
El proyecto Katanga no podría desarrollarse de otra manera que no fuera yendo directamente a la fuente, para así potenciar todos los elementos que tienen sus raíces en el continente africano y que, sumándolos a los elementos resultantes de las investigaciones en música mestizas del Caribe Colombiano, Gómez Jattin ha logrado obtener una mezcla muy homogénea entre las dos corrientes musicales que hacen parte de la propuesta.
En Colombia, la mayoría de personas que escuchan por primera vez las músicas populares congolesas contemporáneas, en especial la que se conoce como rumba congolesa, sienten que suenan a música del Caribe. No es de extrañarse, si tenemos presente que desde los inicios de la música moderna en el Congo durante los años 30, los mismos congoleses reconocieron en la música afrocaribe una de sus más notorias influencias. Pero es claro que ese sincretismo musical no se ha dado por azar, y, por razones históricas, es más razonable decir que prácticamente todos los países del Gran Caribe han sido influenciados por las tradiciones musicales de África.
La gente Lubumbashi y de Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, reconocen con orgullo a estas dos ciudades como la cuna de la rumba congolesa moderna. Cuando se habla con los músicos nacidos allí, ellos por lo general hacen alusión a tres influencias principales: 1) la música tradicional, casi siempre de carácter ritual; 2) las baladas y las músicas académicas europeas características del salón de baile; y 3) la que ellos quizá consideran que es su mayor influencia: la rumba afroantillana. El jazz y el soul también constituyen unas de las más recientes influencias.
A pesar de tratarse de un hecho anterior a sus fechas de nacimiento, la mayoría de los músicos congoleños hablan de la llegada al Congo de las primeras grabaciones de grupos como El Sexteto Habanero, El Sexteto Nacional, El Trío Matamoros y el Trío Oriental de Santiago de Cuba. Este hecho coincide cronológicamente con la llegada del Ingenio Central Colombia en Sincerín, corregimiento de San Basilio de Palenque, empresa azucarera que reclutó a macheteros cubanos y puertoriqueños que capacitaron a los palenqueros. La mano de obra venida del Gran Caribe interactuó con los trabajadores locales no sólo en las labores de la zafra, también, terminadas las jornadas laborales, enseñaron los cantos y los toques del repertorio de los sextetos antillanos a los músicos que trabajaban como macheteros, muchos de ellos consagrados intérpretes de bullerengue. Este encuentro gestó un importante movimiento en la música tradicional del Caribe Colombiano que en adelante se conoció como sexteto palenquero.
Una de las marcas más importantes que dejó este encuentro, tanto en la música del Congo como en la del Caribe colombiano, es básicamente morfológico: en su mayoría las canciones de sexteto palenquero y las de rumba congolesa tienen una introducción lenta que sube, repentina o paulatinamente el tempo hasta llegar al montuno (segmento responsorial, coro- pregones), este último característico de casi todas las músicas de influencia afro en el mundo.
En la década del 60, Barranquilla, ciudad portuaria donde desemboca el Río Magdalena en el Caribe Colombiano, registraría la llegada de los primeros vinilos de rumba congolesa importados por Rafael Machuca, uno de los miembros de la comisión de técnicos y mecánicos que contrató el gobierno de Congo (En ese momento Zaire), para reparar los viejos aviones que la aerolínea colombo-alemana Scadta había vendido al dictador militar Mobotu Sese Seko. En la década del 60, el comercio de discos de acetato se incrementaría gracias a marineros y comerciantes que llevaban a los puertos de Cartagena y Barranquilla música afroantillana para vender a los picoteros y coleccionistas por altos precios. Estos discos sonaban en las fiestas y eran los responsables de la popularidad de determinados picós (o pick up) que básicamente son sistemas de amplificación que prenden las fiestas en sectores populares en comunidades que, de manera colectiva, comparten una afición por los altos decibeles en las músicas, y que en la mayoría de los casos se trata de músicas de ascendencia afro).
Los picós tuvieron una tendencia inicial hacia la salsa y la música antillana, pero en los años 70 empezó a ser desplazada por la música africana, que pronto pasó a ser la más popular en las barriadas de Cartagena y Barranquilla. Fueron llegando también temas con aire de Konpa haitiano, algunos calipsos de Harry Belafonte, y los primeros temas de Miriam Makeba y su Pata Pata. Otras dos tendencias del Gran Caribe se sumaron a la escena musical cartagenera, de Trinidad y Tobago: el socca; y de Martinica y Guadalupe: el zouk. En Jamaica el ragga muffim hacía presencia en las tornamesas y la percusión electrónica se apoderaba de los douk machine (picós) de las Antillas Francesas.
El reconocido artista congoleño Luambo Makaidi declaró en una entrevista: “Muchas personas identifican un sonido latino en nuestra música, quizá por la instrumentación, los metales; pero nosotros hacemos los arreglos de los instrumentos de viento basados en la forma como se construyen las voces en los cantos lingala. El comportamiento de la guitarra es africano y también lo es el ritmo. Los mismos músicos cubanos dicen que su música va detrás de la nuestra”.
Este proceso paralelo que contribuyó al encuentro de varias tendencias musicales con una raíz común, que identifica a un sector popular de varias ciudades del Caribe Colombiano, y que ha redescubierto la africanidad a través de la música y la danza de sus pobladores; es el principal insumo creativo del proyecto Katanga.
“Desde la llegada a Lubumbashi, República Democrática del Congo encontré una enorme conexión con los músicos locales, los lazos históricos que unen la música del caribe colombiano con la música del continente africano siguen vigentes. A pesar de esto los músicos de Lubumbashi se sorprenden por el conocimiento que tenemos en Colombia de las músicas africanas, y los colombianos nos sorprendemos por la facilidad con la que ellos se incorporan a la música colombiana”.
Además de brindar conferencias en diversos centros culturales sobre los aportes de la cultura africana a la música de las diferentes regiones de Colombia, de encontrarse con músicos locales y de componer su obra, también realizó una grabación espontánea de piezas tradicionales colombianas en el estudio del Centre d’art Waza y dos emotivos conciertos en el Hotel Lubumbashi y en Le Boucher de la ciudad de Lubumbashi. Los músicos congoleños se mostraron interesados en continuar con este proyecto musical transcontinental, tanto en el aspecto de la composición, como el de la interpretación y producción de futuras grabaciones.
“Esta ha sido una de las experiencias más importantes de mi vida, no sólo desde el punto de vista musical, también desde el aspecto humano, y a la hora de entender el contexto que construye una música tan importante en el desarrollo de las actuales músicas del caribe”.
El año 2020 ha marcado el inicio de la realización de residencias de Ibermúsicas en el continente africano. La de Leonardo Gómez «Jattin de Colombia en la República Democrática del Congo y le de Mo Maiê de Brasil en Senegal han sido las dos primeras experiencias de artistas beneficiados por Ibermúsicas que viajan a África en busca de las raíces ancestrales de las músicas latinoamericanas.
Puerto Candelaria celebró sus 15 años de existencia, con un enorme número de actividades diversas desde el 16 de junio de 2015 al 16 de junio de 2016. Un año de grandes conciertos, grabaciones, colaboraciones, premiaciones, homenajes y fiestas que hicieron de esta celebración un gran suceso en la carrera de la agrupación colombiana reconocida por que ha cruzado las fronteras llevando su Cumbia Rebelde a diferentes escenarios del mundo, varios de los mas importantes festivales de Jazz y World Music, así como festivales alternativos de rock y festivales de músicas tradicionales y folclóricas. La agrupación es fundadora de ritmos contradictorios tales como la Cumbia Rebelde y Jazz a lo Colombiano.
Sus cinco producciones discográficas incluida un DVD en vivo, representan un documento fundamental para la música y la cultura de su generación: “Kolombian Jazz” (2002), “Llegó la Banda”(2006), “Vuelta Canela”(2010), “Cumbia Rebelde”(2011) y “Amor y Deudas”(DVD-2014) son los discos en los que Los Candelarios han plasmado su recorrido.
El objetivo de Puerto Candelaria para esta gira fue llegar a nuevos públicos, seguir ganando seguidores al sur del continente y poder compartir experiencias con diferentes músicos y agrupaciones. Realizaron un total de siete conciertos abarcando cuatro países diferentes: Paraguay, Argentina, Uruguay y Brasil; países que han sido clave en su carrera. A la par de los conciertos realizaron varios talleres formativos y clases maestras que permitieron tener mas contacto y cercanía con el sector musical en cada una de estas ciudades y países. También visitaron diferentes medios de comunicación en cada país con el fin de hacer mayor promoción y contacto con personas que no pudieron asistir a los conciertos, pero que lograron escuchar su música a través de emisoras culturales y comerciales. Establecieron relaciones más cercanas para futuras colaboraciones con artistas como: Los Kachiporros y Kitapena de Asunción, N de Ramírez de Formosa, Viento Norte de Resistencia y La Bomba de Tiempo de Buenos Aires.
“Gracias a esta gira apoyada por Ibermusicas logramos vincularnos con la Red Arpa que funciona entre Paraguay y Argentina para fortalecer los circuitos de circulación entre ambos países, además de establecer mayor conexión con los miembros de la Red de Managers de MMF-Latam en Argentina. Siempre el gran obstáculo para las giras de los artistas en el mundo tiene que ver con la compra de los tiquetes aéreos, y este apoyo que está haciendo Ibermusicas hace algunos años a los artistas y agrupaciones sin duda ha generado una mayor activación de la circulación internacional de artistas de Iberoamérica entre nuestros países. Agradecemos y aplaudimos esta importante labor y apoyo que le brindan a las agrupaciones para así hacer viable la circulación de músicas entre nuestros países. Sentimos que es un apoyo real, desinteresado políticamente y con muy buenas intenciones para con el sector cultural musical en general. Gracias a este apoyo pudimos visitar 4 países en dos semanas, establecer relaciones importantes con artistas, gestores y promotores en diferentes países y ayudamos a la formación de nuevos públicos en Iberoamérica”.